miércoles, 30 de marzo de 2011

CUANDO LOS GATOS ESCUPEN LOS PELOS

Una pelota agria me cruza la garganta, mis miedos ovillados esperan ser escupidos. Pelos, lanas, sangre y bilis.
Habrá que poner huevo, me dije entrando al taller. Diseño siempre me paraliza.
Sabemos que sera una búsqueda, un descubrir. Quizás sea lo único que sepamos. ¿Como trabajar sobre la identidad de las personas sin trabajar la propia? es lo primero que se cruza.
¿Hacemos un recorte de gente y buscamos patrones comunes? Fotos de manos, objetos, rostros y camas. Todas conectadas con lanitas rojas fue la imagen mental que compartimos. Son mas preguntas que respuestas, ojala que Ro pueda sintetizar mejor esto, me digo mientras vuelvo a masticarme los dientes.
Pero, ¿que buscamos entonces? ¿las fotos o los hilos? ¿como serán estos hilos audiovisuales? ¿serán la puerta a descubrir otra cosa? Quizá no sea mas que la escusa para desenredarnos.

Agustin del Carpio.

Entonces llega Ro y dice :
Escupir los pelos y ver de que estamos hechos, que lamimos este tiempo.
La identidad, el experimento, el juego. Ahora es indagar en eso, eso que no podemos dejar de hacer, poner en acción los mecanismos.
Ver si el fragmento hace al todo, de que manera esto fluye. Existen las lanas que los unen?.
Hasta donde puedo reconstruir poniendo a prueba mi imaginario social, mis experiencias, memoria emotiva, ficciones propias.
Puedo abandonar el juego del prejuicio, o se confirma la regla.

Rosario Maseda.

REPRESENTATIVIDAD CONSTANTE

Para que sea válido el hecho, primero ante nosotros mismos, para recién luego hacerlo extensivo a los demás, es absolutamente imprescindible la representatividad constante. Esto es sentir que lo que estamos haciendo, en ese tiempo exacto en que lo estamos haciendo es lo mejor que podemos estar haciendo, y que esto sea aplicable a todos los momentos, a cada momento.
Sostener física, intelectual y emocionalmente nuestra idea (expresión o hecho artístico) y entender y aceptar que lo único que tenemos es tiempo que se va, por lo tanto cada instante es precioso, y debemos transcurrir los mismos plenamente convencidos de que nuestra expresión sea fiel reflejo de lo que somos, a cada momento...
Esto implica contar con una capacidad de adaptación, que nos permita asimilar sin consecuencias los cambios que inevitablemente ocurren con el devenir del tiempo, cambios físicos, espirituales, ideológicos, estéticos, religiosos; transiciones por las que se debe transcurrir sin olvidar, ni por un instante, que lo que estamos haciendo, en ese tiempo exacto en que lo estamos haciendo es lo mejor que podemos estar haciendo.

Ariel Minimal.